por Plinio Damonte
“Si bien esta relación humana entre dos esgrimistas de élite tiene potencial, y ciertamente la auto-superación emergente de su concepto es algo que debemos aplaudir, no considero que esta producción haya podido dar todo de sí. Recomendable para los amantes de esta disciplina deportiva y para quién desee una dinámica femenina que concluye de forma satisfactoria”.
En cuanto al guion, tenemos una historia de competencia y superación. Ambas protagonistas, Alexandra y Kira, buscan ser la mejor en su rubro por distintos motivos: Alexandra para mantener su posición prestigiosa, y Kira para demostrar su valor cómo esgrimista. No hay mucho más contenido aquí, toma los conceptos base de las historias de deportes y los aplica sin cambiar muchos elementos. Puedo valorar aquí, pese a su simpleza y uso de conveniencias argumentales para llegar a su punto de compañerismo, la evolución de Kira y Alexandra: Ambas terminan preocupándose la una por la otra, y brindando algo de valor ídem.
Las interpretaciones son un arma de doble filo: Por parte de las protagonistas, tienen un trabajo bastante bueno en cuanto a su adaptabilidad a los momentos y su desenvolvimiento en pantalla. Pero en otros personajes, no se nota la energía y la esencia que la obra debería tener por consecuencia de ser un drama deportivo con la esgrima cómo protagonista (siendo este deporte algo que requiere mucha preparación física y mental) Hay muchas de las cosas interpretativas que acaban en algo bastante ligero e incluso teniendo ciertas trampas de guión para que la narrativa pueda fluir.
La música considero es el aspecto más desaprovechado de todo el conjunto, siendo composiciones electrónicas bastante repetitivas y hasta con cierto calco en las melodías principales, para resaltar un ambiente épico que en ocasiones resulta inentendible el porqué de dicha naturaleza. E incluso cuándo hay un momento emocional con composiciones de piano, estas mutan en ser nuevamente electrónica épica, que no pega para nada con el ya mencionado momento emocional. Hay, aun así, un momento dónde la dirección e incluso el guion logran darle un uso más que positivo a la música: La escena dónde Kira modela para una revista cómo esgrimista usando la canción “Iron” de Woodkid, siendo esta escena un clímax para los conflictos personales de las mujeres principales de la historia. De resto, su uso no considero fue el mejor y podían tener más variedad de géneros y estilos de producción y composición.
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