por Celeste Herrera
Apariencias
“Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el closet, 2020”, el largometraje de Nicolas Teté se construye de manera hábil sobre la expresión que le da título, si bien aparenta ser un filme simple y pequeño, consigue con creces hablar y reflexionar sobre los conflictos familiares desde una perspectiva contemporánea."
Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el closet. 2020. La historia se centra en Manuel (Facundo Gambandé) quien viaja a su ciudad natal para el aniversario de casados de sus padres, para conseguir dinero y así poder irse a vivir con su novio Máximo (Ramiro Delgado) a Dinamarca. La última vez que Manuel vio a su familia salió del closet y eso tornó la relación complicada. Sin embargo, sus planes se cancelan porque su Máximo lo deja y entra en una crisis existencial. El viaje servirá para rearmar el vínculo con sus padres, conocer un secreto que todos le esconden a su hermano y descubrir qué quiere para su futuro.
Aunque estética y formalmente la película se inclina por una propuesta más cercana al universo televisivo, el director y guionista Nicolas Teté, consigue cierto vuelo cinematográfico, gracias a un personaje protagónico con una necesidad inicial clara y una buena construcción de la necesidad dramática. Consiguiendo así que la máxima del guion -el conflicto es historia, el personaje es conflicto- se plasme a lo largo del relato y el espectador empatiza desde el comienzo. El tono y el género que propone es totalmente acertado: anclado en la comedia dramática con rasgos puramente costumbristas, los lugares comunes y ciertos clichés terminan perdiendo protagonismo para fortuna de los espectadores. Si el elenco en su conjunto está a la altura, destacan Facundo Gambandé que realmente pone el corazón y el alma y una María Fernanda Callejón que es toda una revelación construyendo a esa madre conservadora y de sentimientos contrariados.
"Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el closet merece ser vista para comenzar a deconstruir los mandatos familiares, que en los tiempos que corren más que sentirse pasados de moda perjudican con heridas que parecen nunca sanar."
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